Cuando te hacen tanto daño, que te hacen incapaz de volver a amar (1ª parte)

Cuando te hacen tanto daño, que te hacen incapaz de volver a amar (1ª parte)

Mark, Mark. Valery.... Valery, serás bruja!!

Mark es el típico chico atractivo, sexy, caballeroso, que te hace sentir la mujer más fantástica sobre la tierra, educado, inteligente, divertido. Mark es uno de los mejores amigos de Paolo. Siempre ha sido mi ojito derecho de todos los amigos de él, lo reconozco. Nuestra relación siempre ha sido de cariño mutuo, hasta que llegó ella. 

Valery, hija de un gran empresario de la ciudad, acostumbrada a conseguirlo todo cuando quiere y como quiere. Nunca se ha tenido que trabajar nada. Vive bajo el ala de sus padres, los cuales solo le dan comodidades y facilidades. Aunque físicamente, no es nada de otro mundo, es bastante normal; es una chica que casi no se maquilla y viste bastante básica, rallando lo clasista.

Pues un día, que ójala jamás hubiese llegado , ambos se conocieron. Aunque me joda reconocerlo, pegaban físicamente, parecían la pareja perfecta. Ella empezó a cambiar sus estilos de vestir a él, le compraba la ropa, le vestía a su gusto, le llevaba a reuniones familiares, el padre le dijo a Mark que le iba a contratar en su empresa con un alto cargo.... que maravilloso y fantástico era, si lo hubiese sabido Mark lo que iba a pasar, se lo habría pensado dos veces. Pero el creía que había encontrado a la mujer de su vida, a su futura mujer, a la madre de sus hijos.

Al principio ella me cayó bien, parecía amable, y yo estaba contenta porque al fin podríamos salir en parejas con Mark. Pronto mis detectores de "bruja a la vista" empezaron a saltar y a llegar a nivel de peligro inminente. Lo reconozco, tengo detectores muy sensibles, que saben cuando hay una bruja cerca y hacen ponerme en guardia.

Primero me molestaba como trataba Valery a los amigos de Mark, era como si fuesen sus mejores amigos, montándose sobre ellos, todo el día abrazándoles; y no es que yo sea una celosa de las locas, pero una cosa es lo que se hace, y otra cosa es cómo se hace, y je! los tios para eso son muy torpes, pero las tías somos muy zorras para eso y sabemos cuando una está jugando con la seducción para atraerlos a todos a su terreno. Y algo me dice en mi interior, que aunque Mark le reía a su novia esas bromas hacia sus amigos, se que por dentro se removía cierta  incomodidad, al ver por ejemplo, como su novia salía corriendo calle abajo porque había visto a un amigo de él y se montaba a horcajadas cara a cara con el amigo. (ojo, que yo fui testigo, y no me pude quedar con la boca más abierta).

Enseguida caí en su punto de mira, claro, yo no le bailaba las aguas, a mi su dinero y sus ganas de invitarnos a todos, me ofendían de hecho; y ella vió que conmigo no había donde rascar. Nos empezamos a caer mal. Pero lo que jamás pero jamás le perdonaré es que me puso a Mark en mi contra, comentándole a él comentarios que yo había dicho (jamás me he mordido la lengua), y haciéndose la ofendida y pidiendo mi cabeza a Mark. 

Mark no entendía nada, porque él a mi me conoce, y sabe cuanto le quiero; pero entiendo que ella era su pareja. Paolo me obligó a ir dos veces a disculparme ante Mark y ella por dos comentarios que hice, que sinceramente no era para tanto. Fui idiota, caí en su trampa, ella iba ganando. Paolo se enfadaba conmigo porque no quería quedar con ellos y porque decía que yo era muy bocazas, y Mark pues estaba envenenado por ella, con lo que nuestra relación se estancó.

No soy hipócrita, no valgo para quedar bien por quedar, si no me sale, no me sale,y encima se nota. Pero claro, Valery, tenía a todos los amigos de Mark comiendo de su mano, incluido a Paolo; eso me reventaba!!! me daban ganas de guantear a Paolo para que reaccionara y viera lo que yo veía, que era mala,y que no jugaba limpio. 

Un día, en el coche, le dije a Paolo que esa mujer era mala, y que le iba a hacer daño a Mark, ¿sabéis que me dijo Paolo? que estaba loca, que veía cosas donde no había, y que no sabía (aquí metiendo un poco los dedos en la diferencia de edad que tenemos ambos). 

Aunque, para regocijo mío, el tiempo, acabaría dándome la razón. 

Próximamente, la continuación de la historia.